Desde Ricabo salimos al E.-NE por una cómoda pista que presenta una hermosa vista sobre la costa y desembocadura del Nalón en el mar.

Poco después la vegetación cierra el paisaje y dejamos de tener perspectiva en la lontananza. Este pico se caracteriza por no tener visión desde la cumbre, por lo que el interés que presenta es solamente el de ser el techo de Soto del Barco.

Caminando por la pista pronto encontramos una bifurcación que tenemos que tomar a la izquierda, luego una vez más a la izquierda y cuando la antigua pista forestal se cierra, un diminuto rastro nos adentra entre maleza en  la subida hasta lo que podríamos llamar la parte cimera. Aquí aparecen los árboles y caminamos entre un laberinto diseñado por una marcas rojizas que se pintan en los propios árboles. Después de un rato de caminar con sube y baja, llegamos a lo que se considera cima, porque tiene una montonera de piedras que sostiene una cruz y buzón.

El descenso lo podemos hacer por el mismo lugar.